“Terminó otro año muy complicado para el sector de autos usados. Un mercado que si no hubiese sido por la pericia y experiencia de cada uno de los empresarios del rubro, no se habría alcanzado las metas fijadas y muchos hubiesen quedado en el camino, habrían cerrado sus puertas. Tema que el gobierno tiene que valorar”. Dijo Alberto Príncipe, presidente de la CCA.
“El mercado creció y prácticamente se vendió la misma cantidad de vehículos que 2019, año antes de la pandemia.
Y acá me quiero detener: porque muchos piensan que el volumen de 1.700.000 usados se comercializa entre las
agencias y concesionarias de 0km de todo el país. Pero, la realidad es que el 70% se vende por estos medios y el restante 30% entre particulares. Parece mentira que todavía la gente siga comprando de esta última forma”, expresó el directivo.
“Pese que es una modalidad permitida, también se producen múltiples perjuicios a quienes se involucran ante operaciones llamativas o de ocasión. Aún cuando existan ventas que no presentan dificultades al momento de concretarse, siempre queda en el automotor un resabio que perdura, como por ejemplo, reclamos de patentes y multas anteriores, documentación complementaria, defectos de funcionamiento y fundamentalmente, que para estos casos no existe la garantía, cosa que las agencias establecidas otorgan por ley”, mencionó.
“Comenzó un año de grandes desafíos. La economía tiene que mostrar síntomas de crecimiento y las fábricas automotrices tienen que volver a inundar el mercado de autos para que la demanda siga vigente. De esta manera, el sector de autos usados se beneficiaría e incrementaría de manera exponencial sus ventas y duplicaría su plantilla
de personal. No sería descabellado hablar de un mercado de 2.000.000 de unidades. En este contexto se terminarían
los sobre precios y ambos mercados volverían a la normalidad”, finalizó Príncipe.
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