De origen chino, este SUV mediano viene a competir con muy buenos argumentos en un segmento muy competitivo.
Por Roberto Nemec
Fotos: Ezequiel González
Se trata del sucesor del Haval H2, que supo comercializarse aquí hace unos años.Basado en una nueva plataforma modular L.E.M.O.N., al igual que su hermano mayor H6, este modelo representa un gran avance en materia de diseño, calidad y tecnología. Manejamos la versión Supreme, que es la única variante que se comercializa en nuestro país.
Una de las principales características de este modelo viene por el lado del diseño exterior, que muestra un esmerado diseño y elementos que denotan calidad y un nivel que nada tiene que envidiarle a los modelos de su segmento de las históricas marcas generalistas.
El interior tampoco escapa a los estándares de modernidad del Joilon. El fino panel frontal se compone de apliques metalizados y tapizados de materiales blandos con agradables costuras. Allí aparece una completa gran pantalla central digital de 12,3 pulgadas.
Misma tecnología propone el tablero de instrumentos, cuyo reloj principal se encuentra en el centro, rodeando una computadora con variada información, como el funcionamiento de las ADAS o la computadora de a bordo, que no es tan intuitiva. A los costados del círculo central hay más testigos y los bastante inexactos medidores de temperatura del motor e indicador de nivel de combustible. Mención aparte merece el sistema Head Up Display, que reproduce algunos datos del tablero en el parabrisas.
Los pasajeros de adelante se encontrarán con cómodas butacas, que a su vez presentan una marcada sujeción. El espacio de dichos pasajeros se ve un poco limitado por el ancho de la consola central, donde, entre otras cosas, se alojan la selectora en forma de ruedita, el freno de mano electrónico y el cargador inductivo del celular. Dicha consola se encuentra ahuecada en la parte inferior para dar lugar a un amplio espacio portaobjetos y las tomas USB y de 12 voltios.
Más allá del “invasivo” elemento central, la posición de manejo es cómoda y se logra gracias a los ajustes eléctricos del asiento y la regulación del volante, que solo se regula en altura.
Atrás también es amplio y confortable, incluso para los pasajeros del medio. Para bien de dichos ocupantes, en el centro aparece una doble salida de aire y un par de puertos USB. El baúl, por su parte, con 430 litros, propone un espacio razonable para su segmento, aunque no es de los mejores.
Por el lado de la mecánica, el Joilon equipa un impulsor naftero turbo 1.5L, que entrega unos generosos 141 CV y un torque de 21,4 kgm, entre las 2.000 y las 4.500 rpm. Este moderno motor cadenero está acompañado con una caja automática de doble embrague con siete marchas y levas detrás del volante.
Tales características se vieron reflejadas en nuestras pruebas, donde estableció una velocidad máxima de 189,5 Km/h y una aceleración de 0 a 100 Km/h en 10,1 segundos. Mientras tanto, la elasticidad, que nos da una idea de cómo sería un sobrepaso de un vehículo lento en ruta, por ejemplo de 60 a 120 Km/h fue de 9,8 segundos.
Estas cifras revelan un andar ágil en el día a día, acompañado con el buen trabajo del conjunto motor/caja, que solo flaquea con un leve delay cuando se lo exige demasiado.
Como complemento, según la preferencia del conductor o la superficie donde se circula, desde la pantalla central se puede optar por varios modos de conducción: Standard, Eco, Deportivo y Nieve. Circulando en la alternativa más conservadora, ECO, obtuvimos en el ciclo urbano 8,8 km/l, mientras que en ruta, a 90 km/h constantes, el resultado fue de 16,5 km/l y, a 120 km/h, la marca fue de 12,6 km/l.
Con unos neumáticos de medida 225/55 calzados en llantas de 18 pulgadas, el desplazamiento en ciudad es muy confortable. Absorbe muy bien las imperfecciones, no transmite ruidos al habitáculo y su apropiado despeje le permite encarar cunetas, lomos de burro y otros obstáculos sin demasiada precaución. En ruta el Jolion se comportó de manera sólida, transmitiendo mucha seguridad en las curvas, a pesar de que el eje trasero tiene barra de torsión y que, como todo SUV, su centro de gravedad es alto.
Uno de los puntos donde más se destaca el Haval Joilon, es el rubro de equipamiento. En este sentido, además de algunos de los ítems ya nombrados, resaltamos el techo panorámico, el climatizador bizona, la cámara 360°, el sistema de estacionamiento asistido, que permite ubicar el vehículo tanto paralelo al cordón como a 90 grados. También propone conectividad Android Auto y Apple CarPlay, acceso y arranque “sin llave”, entre otros sistemas.
Como punto negativo debemos mencionar la rueda de auxilio, que es de uso temporal.
En materia de seguridad, este modelo tampoco se queda atrás. Entre lo básico dispone de seis airbags, asistente de subida en pendientes y en descenso, sensores delanteros y traseros y el medidor de presión de los neumáticos.
Pero lo más importante de este modelo es la cantidad de ayudas al manejo, encabezadas por el control de velocidad crucero adaptativo, la advertencia de colisión frontal, el frenado de emergencia frontal, la asistencia de seguridad para peatones y bicicletas, los detectores de punto ciego en los espejos laterales, aviso y asistencia de abandono de carril y detector de cansancio, entre otros.
También su respuesta es oportuna al momento del frenado, ya que a través de los cuatro discos de frenos, al momento de realizar la clásica prueba de 100 Km/h a “cero” necesitó unos correctísimos 40,2 metros.
El Haval Jolion Supreme cuesta 34.611 dólares. Considerando los valores de la competencia, que en general son bastante más altos, este precio es bastante tentador para quienes quieran incursionar en una marca relativamente nueva en nuestro país y de un origen que hasta hace unos años generaba algunos prejuicios, pero que en la actualidad está demostrando grandes avances en tecnología y calidad y confiabilidad. El Jolion da claras muestras de todo esto.
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